domingo, 8 de noviembre de 2015

Y renazco

Todo de mí... se marcha.

Se marcha todo lo que hay en mí.
Fugazmente. No me da tiempo a preguntar.

Todo de mí.
Mi cuerpo, mis sentimientos, emociones. Partículas. La mente se resiste, se ausenta un tiempo; finalmente también se va. Junto con lo demás, se larga.

No quedo. No estoy. No vivo. No contemplo. No hallo.

Inconsciencia.

1, 2, 3.

Tampoco quedan los suspiros. ¿Y los susurros? No. Nada.
Se resquebraja el universo. Me resquebrajo.


Todo de mí. Todo lo que era. Todo lo que soy.











¿Amor, eres tú?

Yo ya no lo sé.
No entiendo esto del amor. "El amor". El amor. –Me digo a mí misma a modo de susurro—.
Queremos que nos amen, queremos sentirnos amados, y me pregunto: para qué o por qué. Yo quiero amar.
Estamos tan vivos cuando amamos. Casi da miedo; el corazón se te sale por la boca. O te revienta el pecho a ratos. O te hace desear no haber existido jamás. Lo uno contradice a lo otro (sí, ¿no?). No. Sí. O no. Da igual.

Qué frágiles las personas. Somos animales solitarios a la intemperie en medio de una noche sin luna ni luces. Quien dice una noche dice todos los días. Pero se hace de día. Ya es mañana.
Tenemos miedo. De ser, de conocer, de observar, de amar. Pecamos de perdernos en lo terrestre cuando lo más puro es lo que no se contempla con los ojos.
Olvida todo lo que conoces un solo instante.



¿Quieres morir?





Entonces sueña. Sueña con todo aquello que más deseas, sueña con la felicidad: esa mentira piadosa que nos cuentan desde pequeños y que nosotros, como inocentes creemos que seremos capaces de alcanzar. Sueña que tus esperanzas son más grandes y más fuertes de las que ya tienes, y en caso de que las hayas perdido, sueña que algún día tendrás esperanzas. Sueña con lo que deseas ser, sueña que serás lo que deseas ser ahora mismo. Sueña con que puedes dar más de lo que ya das, sueña cada día con superarte. Sueña recordando los sueños que tuviste por la noche, reviviéndolos. Sueña que no pierdes el tiempo, que cada cosa que haces tiene un significado.
Sueña que te enamoras de la vida. Pues, cuando despiertes, la muerte será tan infinita que jamás en tu sano juicio habrías deseado soñar con ella.