jueves, 18 de diciembre de 2014
Descuidos
Siendo arte
Convertí mis lágrimas en manchas de sangre deslizándose sobre lienzo. Cambié mis plegarias a la muerte por caricias al pincel. Destripé mis recuerdos más nefastos para convertirlos en un retrato de mi alma. Rompí todos mis esquemas e hice un collage con ellos. Viajé desde el dolor hasta el vacío, y ahora regreso al mar, para pintar lo que simboliza vivir en inmensa oscuridad.
miércoles, 10 de diciembre de 2014
Un espejismo
Doce de copas
No puedo dormir. Tu recuerdo me lo impide. Y quiero que te vayas. Que te largues. Que no vuelvas jamás. Pero sé que me miento. Que en realidad quiero tenerte. Aquí. Allí. En cualquier parte. Pero conmigo. No de este modo. Porque ya no existes. Porque no estás. O soy yo que he muerto. O eres tú que sigues vivo. Quizá ya no somos los de antes. Qué cojones importará. Te quiero (Le dijo ella a su botella de ron mientras la abrazaba).
sábado, 20 de septiembre de 2014
¿Qué decías?
Para, éstate quieto. Para, ¿Qué haces corriendo? No lo entiendo. No te entiendo. ¡Párate!
Ahora mismo necesito que pares. ¿No ves que vas demasiado rápido? ¿Seré yo que voy despacio?
Párate. No lo vas a hacer por mí, la noche es oscura y en nada será de día. No te muevas, quédate donde estás. Deja de huir de mí, escapas entre mis dedos como arena.
Necesito que me escuches, que dejemos de discutir, y que pares, que dejes de correr. Si no es así, yo moriré, tú nunca morirás, el mundo seguirá su ritmo, y todo se mantendrá tan estancado como hasta el momento.
Pero sigues sin escucharme, conforme mis dedos escriben, las luces caen y a mi alrededor todo calla.
—Para— Le susurró ella al tiempo. Y él no contestó, como era de suponer.
Ahora mismo necesito que pares. ¿No ves que vas demasiado rápido? ¿Seré yo que voy despacio?
Párate. No lo vas a hacer por mí, la noche es oscura y en nada será de día. No te muevas, quédate donde estás. Deja de huir de mí, escapas entre mis dedos como arena.
Necesito que me escuches, que dejemos de discutir, y que pares, que dejes de correr. Si no es así, yo moriré, tú nunca morirás, el mundo seguirá su ritmo, y todo se mantendrá tan estancado como hasta el momento.
Pero sigues sin escucharme, conforme mis dedos escriben, las luces caen y a mi alrededor todo calla.
—Para— Le susurró ella al tiempo. Y él no contestó, como era de suponer.
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