Si a caso, algún día, las tinieblas
agotan su misterio,
y mis huesos olvidan sus roturas,
y renace la claridad ausente
durante el invierno,
amanecerá un nuevo día.
Y la vida; tan rota, perdida, amarga.
Esa que suspira en medio del océano
infinito
de lágrimas insensibles,
que construye puzzles
y tira sus piezas por el acantilado.
Porque cuál es el enigma, me pregunto,
si ya estoy muerta.