sábado, 20 de septiembre de 2014

¿Qué decías?

Para, éstate quieto. Para, ¿Qué haces corriendo? No lo entiendo. No te entiendo. ¡Párate!
Ahora mismo necesito que pares. ¿No ves que vas demasiado rápido? ¿Seré yo que voy despacio?
Párate. No lo vas a hacer por mí, la noche es oscura y en nada será de día. No te muevas, quédate donde estás. Deja de huir de mí, escapas entre mis dedos como arena.
Necesito que me escuches, que dejemos de discutir, y que pares, que dejes de correr. Si no es así, yo moriré, tú nunca morirás, el mundo seguirá su ritmo, y todo se mantendrá tan estancado como hasta el momento.
Pero sigues sin escucharme, conforme mis dedos escriben, las luces caen y a mi alrededor todo calla.

Para Le susurró ella al tiempo. Y él no contestó, como era de suponer.